domingo, 16 de septiembre de 2012

Hay para todos

Cocinero estrella: mi tío Tadeo. Plato: Carne al disco con zanahoria, zapallo, cebolla, morrón, arvejas y verdeo, acompañada con papas hervidas. Lo importante de estas preparaciones está en incorporar cada ingrediente en el momento justo para no quedarnos cortos ni pasarnos con el tiempo de cocción.

Qué linda es la sensación de abundancia. Cuando ponemos muchas cosas en una olla a cocinar durante un rato largo, el fuego se empieza a rodear, mágicamente, de cazuelas vacías y varios "mmm....". Y siempre se puede servir una cazuela más, mágicamente, no vemos el fondo de la olla.

En la última reunión familiar festejábamos el cumple de Magdalena, mi tía que vive en la Patagonia junto a mi tío Tadeo y sus 5 hijos. Cada vez que vienen de visita traen aires de paz, alegría y generosidad. No me olvido de la abundancia que se podía ver, oler y tocar en su casa en Trevelin, Esquel. Más de una vez me tocó cosechar en su enorme jardín todo tipo de frutos de la tierra: zanahorias, frutillas, frambuesas, papas, zapallo. Aunque terminábamos un poco cansados, el disfrute era el doble a la hora de comer.

La naturaleza es sabia: luego de sembrar y cuidar la tierra, nos entrega en cantidad sus frutos. Cada vez que toca reunión familiar me invade esta misma sensación. La familia es ese regalo que nos da la vida. La compañía, la escucha, el interés por el otro, abundan y siempre están ahí. Somos parte de un todo, un brote en un árbol genealógico cuyas ramas no paran de crecer. 

¡Disfrutemos de la comida en familia, y de nuestra familia mientras comemos!





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